jueves, 12 de abril de 2007

No ha silencio que me incline

No hay silencio
que me incline,
atento a cada paso
de regreso;
caricia de ortiga blanca
en cada punta de mis pelos.
Madre, no hay descanso
en el silencio.


Nacho Hevia
Torrelavega – Cabezón de la Sal

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