lunes, 9 de abril de 2007

EL RESTAURANTE


EL RESTAURANTE


Chica: El otro día me compré un cesto para la ropa sucia, de esos de tela.

Madre: Sí, esos son muy buenos.

Chica: Llevan cuatro palos, lo extiendes así y ya está. ¿Cuánto nos costó?

Novio: Doce euros.

Chica: En El Corte Inglés

Madre: Uy, ¡qué barato!

Chica: ¿Está bueno?

Novio: Sí, es como un salteado.

Chica: Lo que tengo que conseguir es el sillón del Ikea y la lavadora secadora.

Madre: Fundamental.

Chica: A mí me gusta esa pero cuando vaya a por ella ya la habrán vendido.

(…)

No había ninguno como ese, vale ciento y pico euros; es un somier que lo abres y es como un sillón, pero luego es como una cama. Como lo que teníamos en París.

Madre: ¿Y te entra?

Chica: Hum…

(…)

Tengo que llamar para que tapen el agujero; el seguro dice que me lo tiene que pagar la de arriba

Madre: A ver que pruebe... mmmmm

Chica: Y la de abajo es tan simpática... tiene una forma de hablar... Habla de una forma desafiante pero sin que lo parezca: “mañana viene el fontanero, ¡¿me has oído?!”. Te cojo una patata. El otro día me vino con una cara rara y me dije “ésta viene a pedirme algo”

Padre: ¡Señorita! Un cortado y un pacharán con hielo en vaso de tubo.

Chica: Yo voy a volver a mirar la carta, ¿y tú?

Madre: ¿No te gusta el banana split?

Chica: Sí. Mira qué ampolla, me pasa en esta mano, en la otra no. No me había pasado nunca hasta ahora

Madre: Tú vete donde Isabel que te da una pomada y se te quita

Chica: El otro día vino el súper jefe y me vino Soraya después de apoyarse en su mesa diciéndome que si sabía quién era, que por qué no le había avisado porque al no saber que era el jefazo ni le había dicho ni buenas noches ni ná y que claro, que se le cayó la cara de vergüenza cuando lo descubrió.

Yo es que no soy subordinada de nadie, a mí es que ese tipo de esclavitud...

Madre: Ya

Chica: Yo es que no tengo que decirle “buenas noches, señor Guerra”

Madre: Claro, le puedes decir “buenas noches” como a cualquier persona

Chica: Y es que es cazador. Es cazador y le odio

Es de los que viene y te dice “¿tú sabes quién soy yo?”, “sí” contesto yo, pues dice “soy el que te firma las nóminas” y me da mucha rabia porque no le tengo nada que agradecer, me podría cagar en su padre porque para la mierda que nos paga. ¡Ja! En Francia se ríen de nuestros sueldos.

Madre: Pero como allí todo es más caro.

Novio: Y allí no salen.

Chica: Son aburridísimos. No me extraña que vengan aquí como locos. Y son fríos.

Novio: Ganan mil euros y sólo lo saben ellos

Chica: ¡Son más fríos! No se parecen a nosotros en nada.

Madre: No son como nosotros

Chica: No son como nosotros, Francia no apoya en el deporte a su país como hacemos nosotros con los nuestros.

Hay que verlo en las Olimpiadas: los americanos... uy, qué estirados; las rusas otras frías que se apellidan todas igual: no-sé-qué-kova.

Qué guapa la jamaicana, ¿qué fue lo que ganó? ¡Que tienen bandera y todo!

Madre: ¿Qué pensabas que tenían? ¿Un coco?

Chica: Me di cuenta porque ponía “J”, “A”, “M”



No pudo escuchar más. Pidió la cuenta y se fue andando a casa.

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