LA PRINCESA
Érase otra vez, que la princesa se había vuelto a quedar dormida, pero en esta ocasión no fue por el mordisco de una manzana encantada, el pinchazo de un afilado huso o, si quiera, por la maldición de una vieja bruja. La princesa, sencillamente, se había quedado dormida de puro aburrimiento.
Nacho Hevia
Érase otra vez, que la princesa se había vuelto a quedar dormida, pero en esta ocasión no fue por el mordisco de una manzana encantada, el pinchazo de un afilado huso o, si quiera, por la maldición de una vieja bruja. La princesa, sencillamente, se había quedado dormida de puro aburrimiento.
Nacho Hevia
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