Llega un momento en que la luz te tiende sus propias trampas para negociar con ella y dejar de ver fantasmas. Llega un momento en que la sombra es la única que no te engaña porque se muestra tal como es, el dolor descansa entre sus lágrimas y no te da instrucciones para seguir viviendo.
Nacho Hevia
No hay comentarios:
Publicar un comentario